13 de septiembre de 2022
El trece de septiembre pero de 2013, inició el evento de mayor impacto en términos sociales y económicos de ese año y uno de los más letales de la historia contemporánea del país fue la conjunción de Ingrid y Manuel, sobre todo en Guerrero, uno de los estados con mayor índice de marginación.
De acuerdo a datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), en suma se le atribuyen 21 entidades con declaratorias de emergencia o desastre y más de 400 municipios declarados en desastre; un estimado de 1 millón 677 mil 636 personas afectadas directamente y 157 defunciones, dentro de las cuales se contabilizan las causadas por deslizamiento de laderas. Tal es el caso de La Pintada, en Guerrero, donde perecieron 71 personas.
El monto económico de los daños estimados, tan sólo en los estados mencionados anteriormente, superó los 31 mil 365 millones de pesos y fue Guerrero el que concentró casi tres cuartas partes del impacto total, que rebasó los 23 mil 441 millones de pesos.
40 mil turistas quedaron varados en el estado de Guerrero, por lo que se implementó en tiempo récord un puente aéreo con la participación de las secretarías de Defensa Nacional, Marina y empresas privadas; el cual también fue utilizado para llevar alimentos y medicinas a la región.
Al respecto, a la fecha, son ocho mil familias de la zona Diamante de Acapulco las que siguen en espera de una solución y que no les quedó alternativa que seguir habitando en sus casas, explicó Arturo Flores Mercado, presidente de la Coalición de Habitantes Afectados por las Contingencias Naturales de Guerrero.
Detalló que las familias afectadas, viven con «el Jesús en la boca» en cada lluvia, por el temor que la historia se repita y vuelvan a despertar entre las aguas.
«Fue una noche de sábado, recuerdo que estábamos viendo en la tv una pelea del Canelo y en ese entonces, estaba el informe del alcalde Luis Walton, quien tuvo que interrumpir su acto por la fuerte lluvia, pero a nosotros nunca nos avisaron que venían dos fuertes tormentas, nos fuimos a dormir y despertamos bajo el agua, se inundaron de metro a metro y medio de altura, tuvimos que huir a la azotea», relató.
Dijo que las familias ya están cansadas de pedir al gobierno en sus tres niveles se dé una solución a la angustia de las familias que viven en esa zona como la de reconstruir el puente del viaducto Diamante, que durante Ingrid y Manuel fungió como tapón del río de La Sabana que propició la inundación que todos conocemos.
A la fecha, Arturo Flores Mercado se sigue preguntando que paso con el plan Nuevo Guerrero de más de 60 mil millones de pesos que en ese entonces implementó el entonces presidente Enrique Peña Nieto y confían en que pronto, las nuevas autoridades de la 4T volteen los ojos a la zona Diamante, antes de que una nueva tragedia se vuelva a repetir.
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