24 de julio del 2022 | Darío Lagunas Serrano
José Popoca Jaimes, vocero del sector de los industriales de la masa y la tortilla en Guerrero, precisó qué la aparición de Acapulco en uno de los dos primeros lugares que tienen el costo más alto de la tortilla a nivel nacional, no obedece a un incremento reciente en el costo de este producto, pues si bien el abanico del precio de la tortilla es amplio, aún no se ha incrementado por encima del tope máximo de 26 pesos de manera oficial.
Subrayó que Acapulco tiene un abanico de precios bastante amplio, en el que principalmente en las zonas más alejadas de la periféria es donde se registra un precio de 27 pesos en el kilo de tortillas, lo que obedece más a las condiciones de los establecimientos al ir surtiendose de insumos y de maquinaria a precio minorista.
Caso contrario, específico qué en tortillerías cómo las ubicadas en la unidad habitacional «El Coloso», se pueden encontrar establecimientos que ofertan este producto hasta en los $20, pues de la compra de sus insumos y materiales las realizan al mayoreo.
Sobre este mismo tema, anunció que los comercializadores de harina de maíz, han hecho saber a los industriales de la masa y la tortilla que a partir del primero de agosto de este 2022, el costo por tonelada yo estoy material para elaboración de la tortilla, incrementará su costo hasta los $1250 extras por tonelada.
Comentó que Acapulco, al ser de los municipios con más número de establecimientos, presenta una de las más fuertes competencias internas en el gremio, con un estimado de 1153 tortillerías, por lo que la inflación que hoy se ubica sobre el 8.13%, obliga a insistir al gobierno federal en que SEGALMEX les venda los granos de maíz a un precio de garantia para seguir manteniendo el costo que actualmente en Acapulco oscila entre los 20 y los 27 pesos, así como Chilpancingo que ronda entre los 22 y hasta los 24 pesos, según datos que aporto el vocero oficial de los industriales de la masa y la tortilla en Guerrero.
José Popoca Jaimes, explicó que este incremento en la inflación, ha propiciado también una reducción en sus ventas, pues aunque no tienen cuantificado un estimado de estas reducciones, el simple hecho de la reducción en el poder adquisitivo de las familias implica que quién antes compraba un kilo, hoy compra lo equivalente al precio que acostumbraba destinar diariamente para este producto de la canasta básica.